CAPÍTULO V

Título capítulo 5 | Amor de supermercadomercado | Eromango BL

Sego no tenía muchas expectativas sobre su cita, no se había molestado en planear nada, ya que esperaba interrogar a Manguito apenas se encontraran, subestimó el efecto que tendría en su cuerpo el verlo de nuevo. Decir que lucía bonito no era suficiente, no estaba seguro de si ese era su estado natural o se había esmerado para su cita, pero se veía precioso.

Tenía ganas de sujetarlo, abrazarlo, tocarlo, fastidiarlo para obtener alguna reacción, era divertido jugar a la ruleta con las posibles respuestas que recibiría, por un lado estaba la total indiferencia, solo obtendría algún sonido de inconformidad, por otro la vergüenza ante su descaro, era lindo cuando lo regañaba por ser, en sus palabras, un exhibicionista y finalmente, la que más le gustaba, cuando le seguía la corriente y llegaba a ser igual de descarado que él.

Sin embargo, no podía olvidar que tenía preguntas, ¿Cómo se había enterado de su apellido?, ¿Qué tanto sabía de su familia?, ¿Conocía a su padre?, ¿Era consciente de que su trabajo peligraba por el simple hecho de conocerlo?

Eran demasiadas cosas a las que debía prestar atención tarde o temprano, pero era difícil cuando el chico no paraba de mirarlo con sus bonitos ojos verdes, además de que el caluroso día lo hacía lucir algo jadeante y sonrojado, su mente se volvía un pozo negro de lujuria al imaginarlo así en circunstancias más privadas.

— ¿Algo interesante que pase por tu cabeza? — Manguito llamó su atención después de notarlo repentinamente callado.

Sego le dirigió una larga mirada, tomándose el tiempo de recorrerlo de pies a cabeza.

— Muchas cosas.

— ¿Alguna tiene que ver conmigo?

— … La mayoría.

— Y seguramente no es nada bueno — Manguito parecía reconocer el interés poco inocente que tenía sobre él, y no daba pistas de tener un problema con eso.

— Oh cariño, te aseguro que será bueno.

— Te tienes en muy alta estima — La mirada que recibió le dio a entender que tenía razones de sobra que sustentaban esa confianza.

— Hasta ahora no he recibido quejas.

— Eres increíble.

— Si, eso si me lo han dicho — Dijo Sego con tono ligero, recibiendo un pequeño empujón en su costado.

Habían decidido tomar el camino que seguía el curso del río, en otras circunstancias el paisaje luciría más bonito, pero el cauce apenas se elevaba por sobre las rocas y daba una imagen algo lamentable, seguramente por eso el lugar estaba considerablemente desierto.

La soledad les permitía ser más cercanos, menos cuidadosos con sus palabras o el contacto físico, hace rato que caminaban prácticamente pegados, sus manos constantemente tocándose y en ocasiones entrelazándose.

— Sabes, siempre me ha causado curiosidad este lugar — Manguito señaló al frente, al pequeño tramo del camino que pasaba por debajo de un puente — Siempre hay algún Graffiti nuevo, aunque no duren mucho sin que alguien más lo arruine.

Era lo suficientemente privado, alejado de miradas indiscretas, Sego se detuvo a mitad del túnel y sujetó el brazo de Manguito para evitar que siguiera avanzando.

— Tenemos que hablar.

— Wow, y yo pensé que estábamos yendo despacio — Manguito reía de forma animada — No esperaba escuchar esto en la primera cita, generalmente primero se pasa toda la etapa de luna de miel, la monotonía y luego el hastío de la relación antes de…

Sego lo interrumpió, guiandolo hasta el muro, usando su cuerpo más grande para apresarlo, recibió una mirada de confusión que inmediatamente fue reemplazada por otra ligeramente molesta.

— Sabes perfectamente a qué me refiero con que tenemos que hablar — Sego mantuvo su voz firme, tratando de no ceder al puchero que hacía el otro.

— Pensé que esperarías un poco más antes de empezar con tus preguntas.

— Creo que deberíamos resolver esto antes de ir más lejos — Se tomó unos segundos para pensar en cómo tocar el tema — ¿Qué tanto sabes de mí?

Manguito evitó su mirada, aunque sus manos contaban una historia diferente, estaban cómodamente asentadas en su cintura, jugueteando con el borde de su camiseta.

— Tal vez te stalkeé un poco… y descubrí que eres algo así como el hijo de mi jefe.

Sego suspiró con cansancio, bueno, eso le ahorraba algunas explicaciones.

— ¿Desde hace cuánto lo sabes?, ¿La primera vez que nos vimos…

— Claro que no, quiero decir, sabía que trabajamos en la misma empresa y seguro que no sabías quién era yo — Aclaró, posiblemente esperando que no se hiciera ideas raras — Empecé a sospechar cuando me llamaron a una reunión con recursos humanos y el jefe…

— Mierda, ¿Qué te dijo el viejo?

— Tal vez me amenazó un poco, dijo algo sobre acoso laboral y dejó implícito que si volvía a verme contigo mi trabajo peligraba.

Sego volvió a maldecir, no era la primera vez que el viejo trataba de meterse en su vida. Pero ahora tenía más dudas, si Manguito había sido advertido sobre no acercarse a él, entonces…

— ¿Por qué me invitaste a salir?, sabes que pueden despedirte.

— Hmm, si, es cierto…pedirte una cita después de ser intimidado no es la cosa más inteligente que pude haber hecho — Manguito metió ambas manos por debajo de su camisa, acariciando su abdomen — Pero es algo emocionante, ya sabes… tirarte al hijo del jefe, me hace sentir importante.

Sego estaba incrédulo, no lucía ni remotamente preocupado, por el contrario, sus ojos brillaban, en verdad estaba disfrutando de todo esto.

— Eres increíble — Dijo acercando su rostro, pegando más sus cuerpos.

— Si, eso me han dicho — Podía sentir su aliento, hacerle cosquillas, sus labios estaban rozándose, jugueteando entre ellos para ver quién cedía al final.

Fue Sego quien se dio por vencido cuando las manos en su abdomen subieron hasta su pecho, atrapó los labios contrarios en un beso suave, sensual, podía saborear la dulzura del helado de mango que habían comido antes, además de algo más adictivo, su propio sabor, empalagoso y embriagante.

Si seguían así, Sego dudaba que pudiera parar, cada segundo que pasaba quería más, tocarlo más, sentir todo su cuerpo pegado al suyo.

— …Y justo para un community un man de los amarillos dice, vamos a hacer una parrillada, caerán por acá, tienen que poner tanto, y nos dice el mísmo día, cuando los otros teams ya tenían sus propias cosas y su propio team se enojó porque al parecer algunos solo llegaron a comer y…

— Andate a la verga — Esa voz sonó más cercana.

Apenas escucharon las voces se separaron, tratando de parecer decentes, ya que entre besos se habían empezado a tocar de más y su ropa se notaba arrugada.

Sego quería mandar a la mierda a quien sea que los hubiera interrumpido, al girar pudo notar a un grupo de 3 personas dudosas de continuar su camino por debajo del puente, como si fuera una mala broma, reconoció a uno de los sujetos.

— Vecino — Dijo Sego con la voz tensa.

El chico de cabello largo, su vecino friki del edificio donde vivía, volvió a caminar, su sonrisa se notaba algo incómoda, como si quisiera fingir que no vio nada.

— Veci, no lo había visto — Los otros dos solo dieron un asentimiento de reconocimiento antes de caminar con la vista en sus celulares, de vez en cuando mirándolos, como si quisieran confirmar que eran dos hombres — Bueno, nos vemos…

Manguito, quien no había dicho ninguna palabra, lucía mortificado, como si quisiera que la tierra se abriera y se lo tragara. No mejoraba la situación que los intrusos no hablaran en voz precisamente baja.

— Loco, te dije que vayamos por arriba — Dijo uno de los chicos, tenía lentes y hablaba en lo que debía suponer era una voz baja —Te dije que ví gente, aunque pensé que nos iban a robar.

— Y yo que iba a saber que era mi vecino queriendo follar… — Sonaba despreocupado por lo que había visto — Además…espera, espera, espera.

— ¿Cómo que espera? — Le regañó su otro amigo.

— Que esperes — Se movió, con celular en mano — ¡Una incursión!, entren, entren, entren.

— ¡Estoy entrando!

— ¡Es muy fuerte!

Sego no podía creerlo, quería reír por lo absurdo de la situación, su vecino se puso a capturar pokemon después de verlo manoseándose con otro tipo, mínimo homofóbico no era, pero apreciaría que se fueran rápido de ahí. Sintió un leve tirón de su ropa.

Manguito no lo miraba.

— Creo que deberíamos regresar.

— Si… — Sego dudó un poco antes de hacer la invitación — Podemos ir a mi casa — Al menos ahora sabía que su vecino del cuarto de al lado no estaría ahí.

— Me parece bien — Manguito apuró el paso para escapar de ese lugar, escuchó un último sonido de celebración, al menos uno de ellos salió satisfecho de ese lugar.

— ¡Shinny!